- Año: 2013
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Fotografías:Simon Kennedy
"Una caseta de playa es una experiencia británica única y uno de los placeres sencillos de unas vacaciones junto al mar en casa... el lugar perfecto para cambiar el traje de baño húmedo, hacer sándwiches de cangrejo, abrigarse de la intemperie y ver el mundo pasar"
El sitio en Shoeburyness es un tramo indómito de la costa cercano a Southend. Se caracteriza por cielos despejados y rompeolas de madera con vistas lejanas de una trinchera de la guerra fría, barcos enormes, y centrales eléctricas. Las gradas de la playa son de gravilla, conchas y ladrillos molidos y bajan hasta el estuario. Hasta 1980 emplazaban casetas en el sitio y luego continuaron la línea en gran parte de la costanera de Southend.
Tomamos como concepto la característica particular de las casetas de playa, su ritmo marcado y perfil definido, que otorga la sensación de variedad e individualidad dentro del patrón general, una forma robusta y simple, y la creación de un espacio íntimo dentro de un gran paisaje.
Propusimos un proyecto de casetas de playa distintivas con un perfil ondulante de cubiertas que se observa desde el paseo detrás y sobre el sitio. Los espacios entre las casetas permiten vistas al mar y las cubiertas verdes resaltan los límites existentes entre la playa y la tierra. Las casetas están orientadas al sur con una distribución asimétrica, consiguiendo un amplio espacio para sentarse a observar el paisaje hacia el mar y un espacio de trabajo y almacenamiento reducido en la parte trasera. La orientación y forma de las casetas, implica que cada una dispone de un espacio exterior privado frente a ella, abierto hacia la playa y la vista, pero que no es interrumpido por las casetas colindantes.
Los muros del proyecto se estructuran a partir de palets de madera reciclados, atornillados formando marcos forrados por el interior en madera contrachapada y revestidos externamente con una plancha triple de policarbonato. Las paredes se rellenan con piedras, vidrio triturado, conchas, plásticos, etc. en capas estratificadas generando un patrón individual para cada caseta; proporcionando masa térmica, privacidad y seguridad. Bajo el nivel de los aleros, vanos con revestimiento de policarbonato transparente permiten el traspaso de la luz solar al interior. Los techos, vistos desde arriba, son simples bandejas de madera, biseladas, llenas de vegetación (sedum endurecido) y que están siendo colonizadas por las plantas locales. La fachada hacia el mar se compone de paneles de madera contrachapada de altura completa, pintados en una gama de colores variados, la mitad de la fachada es fija y la otra se abre y utiliza como acceso. Las puertas pueden abrirse completamente o a la mitad, según las condiciones meteorológicas y los ocupantes, mientras que los paneles fijos generan un espacio interior cambiante y están pintados con los números de cada caseta a escala industrial en el exterior. Los revestimientos interiores facilitan a cada propietario la posibilidad de personalizar su propio espacio.